Estas suaves colinas que emergen de la jungla están ubicadas en la isla filipina de Bohol y se formaron por la erosión o, según la versión local, por la lucha de gigantes.
Entre diciembre y mayo las lluvias disminuyen y la exuberante vegetación, al secarse, se vuelve marrón y le da a estas montañas de cumbres redondeadas el aspecto de bombones de chocolate.
Las casi 1300 colinas ocupan unos 50 kilómetros cuadrados y tienen entre 30 y 120 metros de altura. Según la versión científica, estos montes se formaron cuando el mar cubría la isla y durante siglos se acumularon los restos de corales y moluscos. El tiempo y la erosión de las lluvias y el viento le dieron la particular forma actual.
El origen de este particular lugar tiene una explicación científica y otra mitológica. (Foto: Aldrino-Unsplash) Sobre una de las colinas se construyó el mirador que permite observar el paisaje. (Foto: Rene Padillo-Unsplash)
Origen de leyendas
Se dice que la formación de este curioso paisaje se debe a la lucha entre dos gigantes que se arrojaban grandes bolas de tierra y piedra.
Una versión más romántica cuenta que Arogo, un gigante inmortal, se enamoró de una mujer humana de la isla y cuando esta murió, lloró durante varios días con sus noches y las lágrimas que derramó, al secarse, se convirtieron en las colinas.
Y existe una tercera leyenda que cuenta que en la zona vivía un búfalo gigante que se comía los cultivos de los aldeanos. Cansados, los campesinos decidieron vengarse y para eso dejaron mucha comida en mal estado en donde el animal la viera. La insaciable bestia devoró todo pero el banquete podrido le cayó tan mal que defecó un montón de heces que al secarse formaron las colinas.
Si bien no se permite subir a las montañas, hay un mirador elevado desde donde observar este increíble lugar.