Con 508 metros de altura, esta torre, una de los más altas del mundo, se mantiene estable gracias a una bola de acero de 700 toneladas que cuelga en su interior.
Ubicado en Taipéi, la capital de Taiwán, este rascacielos tiene 101 plantas por encima del nivel del suelo (de ahí su nombre), y 5 plantas subterráneas destinadas al estacionamiento. Un centro comercial con marcas internacionales ocupa los primeros pisos, además de restaurantes, bancos, oficinas y observatorios.
El edificio, que se terminó de construir en 2003 y fue hasta 2009 el edificio más alto del mundo, inspira su diseño en elementos chinos como de caña de bambú y su torre se divide en ocho segmentos de ocho pisos cada uno, el número que en la cultura china se asocia con la prosperidad, además de recordar al típico perfil de una pagoda.
Para mantener erguido al Taipéi 101 sus constructores desarrollaron un sistema de amortiguación compuesto por una bola de acero gigante suspendida con tensores instalado entre las plantas 87 y 91 que hace las veces de contrapeso, cuando el edificio se mueve en una dirección la estructura pendular lo hace en sentido contrario. Así, la estructura soporta terremotos de hasta 7 grados en la escala de Richter y vientos de hasta 145 kilómetros por hora.
El rascacielos suele utilizarse para variados eventos. (Foto: Lisanto/Unsplash) El inconfundible perfil de la torre en la noche de Taipéi. (Foto: Lisanto/Unsplash)
Cada ascensor tarda 37 segundos en trasladar a 30 personas desde el quinto piso hasta el 101 y están equipados con cerramientos herméticos similar a la que se utiliza en los aviones.
Acceder a los miradores del Taipéi 101 en los pisos 88 y 89, además de la terraza al aire libre en el piso 91 cuesta unos 17 dólares.