El territorio de Canadá alberga gran parte de los lagos más grandes del planeta y, por lo tanto, cuenta con prácticamente el 20% de los recursos de agua dulce del planeta.
La formación de estos enormes espejos de agua, para la mayoría de los expertos, ocurrió al final de la última glaciación, cuando el manto de hielo continental que cubría la tierra hundió la corteza terrestre y talló estas gigantescas cuencas en la tierra que se llenaron con el agua del deshielo lo que permitió la formación de muchos lagos y ríos.
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Los Grandes Lagos, que forman frontera natural entre Canadá y los Estados Unidos también son restos de esa época. Debido a su gran extensión, están considerados como mares cerrados de agua dulce con kilómetros de playas, dunas e islas, que son el hábitat para una amplia diversidad de especies animales además de una importante vía para el transporte y el comercio. Son cinco en total: el Superior, el Michigan, el Hurón, el Erie y el Ontario; todos interconectados y cubren un área total de 244.160 kilómetros cuadrados.
El lago Superior, el más grande y profundo, también es el mayor lago de agua dulce del mundo. En las zonas más frías tiene poca vegetación y está bastante deshabitado por lo que se configura un paisaje de película.
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En el Parque Nacional Banff, en la provincia de Alberta, se encuentra el lago Louise, con su color particular debido al polvo de roca arrastrado por el agua que se ha derretido de los glaciares de la zona. Otros lagos del parque son el Moraine, el Peyto, el Agnes y el Bow. En el Parque Nacional Yoho se encuentra el lago Esmeralda, conocido comúnmente como “El espejo de Canadá”. El Great Bear Lake, Lago del Gran Oso, ubicado en el noroeste, es el más grande enteramente de Canadá.
Otros lagos, entre tantos, son el Joffre, el Maligne, el Athabasca, el Gran Lago del Esclavo, el Winnipeg y el Nipigon.