Oymyakon es una pequeña localidad situada en el este de Siberia, en el noreste de la República de Sajá que forma parte de Rusia. En este lugar el 26 de Enero de 1926 se registró la cifra de 71,2 grados bajo cero. Con un promedio 47 grados bajo cero (la máxima es de 22 grados bajo cero y la mínima de 58). Los termómetros que registran semejantes temperaturas son de alcohol porque el mercurio se congela a 39 grados bajo cero.
Parece un chiste pero Oymyakon, en idioma yakuto, significa “agua líquida o agua que no se congela”, esto se debe a las aguas termales en las inmediaciones. La aldea, en sus orígenes era una parada de pastores nómadas de renos que aprovechaban estas aguas para descansar y calentarse. Hoy de esas termas viene el agua para el uso doméstico que es llevada diariamente a las casas en camiones cisterna y además, sirve para alimentar el sistema de calefacción.
El pueblo vive en parte de las minas de oro y de antimonio. Otra de las actividades económicas es la cría de ganado y de caballos. También hay pescadores y cazadores de renos y alces.
En el día a día, los cerca de 1000 habitantes, se han adaptado a las particularidades de vivir en un clima tan extremo: como las cañerías se congelan, los baños están a la intemperie en pequeñas casetas de madera, con las letrinas cavadas en la nieve. Si alguien fallece, es imposible cavar tumbas en un suelo tan congelado así que antes tienen que hacer hogueras para poder derretir el hielo. Los vehículos duermen en garajes con calefacción. Los motores una vez en marcha, en el exterior, no pueden apagarse porque el combustible se congelaría. Un mes al año los niños no tienen clase porque la temperatura baja de los 54 grados bajo cero y cualquier parte de la piel expuesta al frío se congela rápidamente. La dieta es básicamente carnívora (carne de venado, de ternera y de potro) ya que no hay planta que prospere en el suelo helado y las frutas y verduras son muy caras. Los peces se congelan en solo 30 segundos después de haber sido sacados del río.
Sólo en la Antártida se registran temperaturas aún más bajas, 91 grados bajo cero, pero allí no hay poblados y solo viven, temporalmente, los científicos.
Fuente: www.Infobae.com y www.verne.elpais.com
Fotos: Maarten Takens/ Flickr.