Una de las maravillas del mundo moderno tiene un trasfondo bastante oscuro. Se dice que la Gran Muralla China, construida durante varias dinastías, es el cementerio más grande del que se tenga conocimiento.
Con más de 21 200 kilómetros de extensión, la construcción abarca desde Corea, a orillas del Río Yalu, hasta el desierto de Gobi en el sur de Mongolia. La muralla, con 6 y 7 metros de alto y entre 4 y 5 de ancho, tardó más de 2.000 años en ser construida y en su recorrido cruza 9 provincias y municipios chinos: Liaoning, Hebei, Tianjin, Beijing, Mongolia Interior, Shanxi, Shaanxi, Ningxia y Gansu. Actualmente solo el 30% del monumento se encuentra en buen estado.
¿Por qué se dice que es el mayor cementerio?
Durante su construcción, se dice que en la muralla trabajaron más de un millón de personas entre obreros, prisioneros, soldados y campesinos, muchos de ellos obligados a participar en una obra muy exigente y que afectaba la salud de los trabajadores, incluso llevándolos a la muerte; y por ser una gran edificación alejada, las personas fallecidas eran sepultadas en el lugar.
En torno a la Gran Muralla, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, existen muchas leyendas. La más popular cuenta que Meng Jiangnü, una mujer profundamente enamorada de su marido llamado Fan Xiliang, al ser este capturado y enviado a trabajar en la construcción de la maravilla, su esposa fue muy triste a buscarlo y al llegar le comunicaron que había fallecido. Al conocer la noticia, ella rompió en un llanto desconsolado que duró muchos días. La muralla, pareció apiadarse de la mujer y comenzó a derrumbarse en el sector en que se encontraba mostrando el cuerpo de su amado enterrado entre sus escombros.